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Silke Klangfeld

Writer: GardC VanCGardC VanC

Nacimiento y primeros años:Silkie Klangfeld nació el 14 de noviembre de 1988 en el vibrante corazón de Kreuzberg, Berlín, un barrio conocido por su espíritu anárquico, su mezcla de culturas y su escena underground que desafía las normas. Hija de Marla Klangfeld, una ingeniera de sonido holandesa obsesionada con la síntesis modular, y Hasan Yilmaz, un artista audiovisual turco que fusionaba luz y sonido en performances callejeras, Silkie creció inmersa en un mundo de ritmos, ruido y resistencia. Su infancia transcurrió en un loft improvisado en una antigua fábrica textil abandonada en Oranienstraße, rodeada de sintetizadores desmontados, vinilos raros y las pulsaciones del techno berlinés que resonaban desde los clubes cercanos como Berghain y Tresor. Desde los 5 años, Marla la introdujo en el arte de programar ritmos, enseñándole a desmontar y reconstruir máquinas como el Roland TR-808 con piezas recicladas, mientras Hasan la inspiraba con proyecciones visuales sincronizadas con beats, proyectadas en las paredes de su hogar y en las plazas de Kreuzberg durante manifestaciones.



A los 12 años, en 2000, Silkie ya grababa sus primeros ritmos en una computadora antigua rescatada de un vertedero, usando software pirata y circuitos que ella misma soldaba. Su primer proyecto, "Kreuzberg Pulse" (lanzado en 2011, a los 23 años), fue una colección de beats experimentales grabados en las calles, combinando el sonido de las sirenas policiales, los pasos de los manifestantes en Maybachufer y los bajos profundos del techno, rápidamente adoptada por la escena rave de Berlín y distribuida en plataformas underground como SoundCloud. Desde entonces, Silkie se convirtió en una figura mítica de la resistencia sonora, afirmando que "el ritmo es el latido de la revolución, y el silencio es la muerte del alma."

Formación y vida nómada:Sin asistir a una escuela formal, Silkie se formó como autodidacta en los márgenes de Kreuzberg, participando en talleres clandestinos organizados por hackers y artistas en ocupas como Køpi y Rigaer94. A los 18 años, en 2006, se unió al colectivo "Schallwiderstand" (Resistencia Sonora), un grupo de músicos y programadores anarquistas que desafiaban las leyes de copyright y creaban música para movimientos anticapitalistas. Durante una década, viajó por Europa en furgonetas graffitiadas, actuando en festivales ilegales como Free Tekno en Francia, squats en Ámsterdam y galerías ocupadas en Barcelona, perfeccionando su estilo de bases rítmicas que fusionaban techno industrial, drum and bass, glitch y ritmos africanos e indios que absorbía en sus viajes. Su vida nómada la llevó a trabajar con equipos reciclados, construyendo sintetizadores modulares con piezas de chatarra tecnológica, lo que marcó su identidad como una "hacker del sonido."

En 2012, regresó a Berlín y estableció su base en un estudio subterráneo en Kreuzberg, un espacio oculto bajo una antigua cervecería en Görlitzer Park, donde reconectó con sus raíces berlinesas. Allí, construyó su propio arsenal de máquinas de ritmo, incluyendo un Roland TR-808 restaurado, un Moog modular personalizado y un controlador MIDI con teclas iluminadas que diseñó con materiales reciclados. Su filosofía artística, encapsulada en su lema "Porque la revolución necesita un pulso," se convirtió en un manifiesto para la escena underground, usando el ritmo como un arma contra la opresión y una celebración del placer humano.

Carrera y estilo:Silkie Klangfeld emergió como una fuerza dominante en la música electrónica internacional a finales de los años 2010, conocida por sus bases rítmicas que combinan lo orgánico con lo digital, el pulso humano con la distorsión electrónica. Su álbum debut, "Heartbeat Rebellion" (lanzado en 2017 por MFS Berlin, a los 29 años), mezcla techno berlinés con ritmos fracturados, samples de protestas grabadas en Kreuzberg y bajos profundos que resuenan como un grito de resistencia, ganando reconocimiento en clubes como Berghain’s Panorama Bar, el Fusion Festival y el Sónar. Este álbum, distribuido también en Grooves.Land, Alternate y Strike Records, consolidó su reputación como una productora cuya música no solo se escucha, sino que se siente en el cuerpo como una fuerza transformadora.

En 2020, Silkie colaboró con Veyra Nyx, arquitecta del ruido y diosa de los sintetizadores, en el proyecto revolucionario "Frequency Fire," un álbum lanzado por Grooves Inc. que fusiona sus bases rítmicas con las distorsiones de Veyra, creando una banda sonora para la resistencia cultural y sexual. Juntas, fundaron "Sonic Uprising," un colectivo que organiza sesiones clandestinas en Kreuzberg, utilizando tecnología reciclada para producir música que desafía las normas corporativas y celebra el placer como una frecuencia liberadora. Su proceso creativo es casi ritualístico: Silkie dedica las primeras horas de la noche a programar ritmos en su Roland TR-808, mientras Veyra modula ruido en las sombras con sus sintetizadores ARP 2600, creando una sinergia que, según Silkie, "hace arder las venas de la ciudad."

Su estilo visual —cabello blanco platino en un corte punk futurista, tatuajes minimalistas de notas musicales y ondas sonoras, y un traje de cuero negro con luces LED— refleja su identidad cyberpunk, inspirada en íconos como David Bowie, los movimientos punk de los 70 y la estética futurista de Berlín. En 2025, Silkie es una figura icónica en la escena electrónica, conocida por sus sesiones en vivo grabadas en plataformas como SoundCloud, acumulando millones de reproducciones entre ravers y activistas, y por sus colaboraciones con artistas visuales como GardC VanC, cuya narrativa erótica inspira sus ritmos más sensuales.

Relaciones y colaboraciones:La relación de Silkie con GardC VanC, escritora e ilustradora erótica, comenzó en 2023 durante el Festival de Arte Digital Erótico de Ámsterdam, donde GardC expuso sus ilustraciones y Silkie actuó con sus bases rítmicas. Fascinada por los "pulsos del placer" en las novelas de GardC, Silkie compuso bases rítmicas que reflejan el deseo y la resistencia descritos en obras como Cúerpós en Silencio, mientras GardC creó ilustraciones digitales que visualizan las frecuencias de Silkie como ondas sensuales y sombras distorsionadas. Este proyecto, Cuerpos en Ritmo, presentado en galerías underground de Berlín y Valencia, las unió en una alianza artística que celebra la liberación a través del arte y la música, alineándose con sus ideales anarquistas y bohemios compartidos.

Su amistad con Veyra Nyx es tanto profesional como profundamente personal, forjada en las noches interminables de experimentación sonora en su estudio de Kreuzberg. Juntas, han creado un sonido que fusiona el pulso de Silkie con la distorsión de Veyra, desafiando las fronteras del techno y el noise, y liderando Sonic Uprising como un movimiento cultural que mezcla música, arte y activismo.

Vida personal y filosofía:Silkie vive en un apartamento minimalista en Kreuzberg, lleno de plantas colgantes, vinilos y equipos electrónicos desmontados, pero pasa la mayor parte de su tiempo en su estudio subterráneo, donde duerme en un colchón rodeado de cables y pantallas. Su vida es nómada dentro de Berlín, moviéndose entre ocupas, raves y espacios comunitarios, siempre con su guitarra de madera pulida y su mochila llena de herramientas electrónicas. Es vegana, activista por la sostenibilidad y miembro de colectivos anarquistas locales, y su filosofía artística se enfoca en la idea de que "el ritmo es el latido de la resistencia, y el silencio es la muerte del alma." En 2025, sigue siendo una figura enigmática pero accesible, compartiendo sus creaciones en redes sociales bajo su nombre de usuario PulseSiren, conectando con su comunidad y fomentando un espacio seguro para la experimentación sonora.

Reconocimientos y legado:Silkie ha sido nominada al Berlin Music Award en 2023 por su EP Pulse of the Streets, y su trabajo ha sido destacado en revistas como De:Bug, Spex y Resident Advisor, donde la describen como "la alquimista de los ritmos que hace latir el corazón de Kreuzberg." En 2025, está trabajando en un álbum conceptual con Veyra Nyx y GardC VanC, titulado Licht und Rauschen (Luz y Ruido), que promete fusionar ritmos, ruido y narrativa erótica en una experiencia inmersiva que, según Silkie, "hará arder las frecuencias del mundo." Su legado es el de una pionera que transformó el techno en un acto de resistencia, dejando una huella indeleble en la escena electrónica global y en las calles de Berlín.

Nuevos horizontes y exploraciones sensorialesA partir de 2026, Silkie continuó expandiendo su espectro creativo más allá de las fronteras de Berlín, aunque siempre mantiene el núcleo y la esencia revolucionaria de Kreuzberg palpitando en cada base rítmica que compone. Con la energía inagotable que la caracteriza, emprendió giras clandestinas por ciudades como Praga, Lisboa y Nápoles, tocando en espacios industriales abandonados, convertidos en epicentros efímeros de música y arte subversivo. Ahí, su TR-808 resonaba como un latido orgánico que dialogaba con las texturas de cada edificio, impregnando de vida nuevos muros agrietados y transformando las sombras en danza y catarsis.

La experiencia sensorial que ofrece en sus presentaciones se ha vuelto cada vez más inmersiva. Silkie ha coqueteado con la tecnología de realidad aumentada, superponiendo visuales en 3D a los espacios donde presenta su música. Mientras los beats retumban, el público observa cómo las paredes de ladrillo cobran vida con proyecciones de ondas sonoras, fragmentos poéticos y siluetas apenas delineadas que sugieren cuerpos en un trance compartido. Cada pulsación se siente en la piel, un rumor eléctrico que sacude desde la base de la columna vertebral hasta la coronilla, evocando la energía primigenia que ella considera inherente a la existencia humana.

La creciente fama de Silkie la llevó a ser invitada como ponente en foros de arte y tecnología. Sin embargo, fiel a su espíritu nómada y contestatario, siempre que asiste a un evento oficial, aprovecha la plataforma para denunciar la opresión sistemática que, según ella, amenaza con “apagarnos, silenciarnos y convertir el ritmo en un arma de control.” Ante audiencias que abarcan desde programadores y diseñadores hasta curiosos del arte, su voz suena firme, serena y cargada de un ardor contagioso. Comparte talleres improvisados de hackeo sonoro, instando a sus asistentes a desmontar barreras mentales mientras desarman circuitos electrónicos.

Fusión con la poesía y el cuerpoEn 2027, Silkie encontró una nueva faceta de su exploración creativa al colaborar con una comunidad de poetas de la escena underground de Viena. Durante noches clandestinas en sótanos atestados, mezcló sus ritmos en vivo mientras se recitaban versos desgarradores que hablaban de cuerpos fronterizos, deseos reprimidos y anhelos de liberación. Los loops hipnóticos de su TR-808, acoplados a versos susurrados, creaban una atmósfera sensual y potente, una suerte de ritual para exorcizar la culpa y transformar la vergüenza en energía creadora.

Poco después, nació el proyecto "Poesía a Quemarropa," en el que Silkie experimentó con bases rítmicas tan sutiles como el latido de un corazón al borde del suspiro, mientras poetas y performers se desnudaban —literal y metafóricamente— en el escenario, revelando historias de pasiones y cicatrices grabadas en la piel. Esta fusión de palabra y pulso cautivó a numerosos colectivos artísticos, que percibieron en Silkie una especie de médium que convertía la poesía en algo corpóreo, tangible y pulsante. Cada sesión culminaba en una danza catártica donde la multitud, contagiada de esa vibración primigenia, terminaba moviéndose al unísono, como si un solo corazón gigantesco latiera en la penumbra.

Compromiso social y activismo expandidoMientras su música se hacía cada vez más popular en entornos alternativos, Silkie reforzó su compromiso con causas sociales. Siendo vegana y miembro de colectivos anarquistas, impulsó la iniciativa “Sonidos de la Tierra,” un proyecto que busca recolectar basura electrónica, reciclarla y crear instrumentos musicales para jóvenes en barrios marginados. Su idea de que “el ruido es también un canto de vida” motivó a comunidades de varios países a sumarse, generando pequeños laboratorios portátiles de experimentación sonora donde las niñas y los niños pueden tomar cualquier tarjeta madre rota y transformarla en un reproductor de samplers casero o en un generador de percusiones digitales.

Este proyecto se extendió como la pólvora por Europa, Asia y Latinoamérica, y Silkie comenzó a recibir invitaciones para colaborar con organizaciones sin fines de lucro enfocadas en la educación y la tecnología. Con frecuencia, aterriza en un país donde no habla la lengua local, pero el lenguaje de los beats termina siendo un puente universal: crea vínculos con las comunidades, enseña a soldar, a improvisar ritmos y a buscar en los desechos la promesa de una nueva melodía. Donde otros ven ruina, Silkie ve catedrales de potencial.

Exploración erótica y musical junto a GardC VanCLa relación con GardC VanC continuó profundizándose, entrelazando el arte erótico con los latidos de Silkie. En 2028, viajaron juntas a un festival clandestino en Montevideo, donde presentaron un espectáculo titulado “Fuego Sónico del Cuerpo.” Allí, las ilustraciones de GardC proyectadas en grandes pantallas se mezclaban con los beats de Silkie, reflejando la fusión entre la intimidad de la piel y la fuerza vibratoria del sonido. Los asistentes describieron la experiencia como “un viaje hacia el centro mismo del deseo,” una vivencia en la que se difuminaban las fronteras entre la música y el cuerpo, entre la mirada y el tacto.

Esa misma colaboración dio origen a un nuevo EP que lanzaron en plataformas alternativas, donde cada pista se inspiraba en un capítulo de la obra de GardC. Los relatos, cargados de sensualidad y transgresión, nutrían la creación rítmica de Silkie, cuyos bajos profundos parecían susurrar la respiración entrecortada de amantes prohibidos en algún rincón secreto de Berlín. Cada compás sostenía una tensión casi palpable, una invitación a sumergirse en sensaciones intensas y a reconocer que el placer, en su forma más pura, es también un acto de revolución personal.

Sonic Uprising: la comunidad creceCon Veyra Nyx, Silkie continuó impulsando el colectivo “Sonic Uprising” hasta convertirlo en un fenómeno cultural que trasciende la música. La iniciativa, que había iniciado en la clandestinidad berlinesa, abrió capítulos en distintas ciudades europeas y más allá, manteniendo la esencia anarquista y libertaria, pero añadiendo nuevas voces y ritmos. Se cuentan historias de raves espontáneas en almacenes abandonados de Brasil, México y Japón, donde integrantes de Sonic Uprising se unen a colectivos locales para crear eventos irrepetibles, casi míticos.

En cada encuentro, la tecnología reciclada toma protagonismo: sintetizadores hechizos, consolas vintage, altavoces restaurados que rugen con distorsiones deliciosamente sucias. El objetivo no es solo bailar, sino encender la chispa de la conciencia, remeciendo las estructuras caducas y ofreciendo un refugio temporal donde el placer, la exploración y la subversión son la máxima ley. El colectivo escribe manifiestos periódicos, recordando que, aunque el mundo cambie, las frecuencias subterráneas deben permanecer libres, incansables, ardientes.

Transformación y legado vivoCon casi cuatro décadas de vida, Silkie Klangfeld se ha transformado en un símbolo de resiliencia creativa, rebeldía y pasión encarnada. Sus seguidores la describen como “un epicentro de pulsaciones,” alguien cuya presencia basta para poner en marcha el latido colectivo de una multitud. Lejos de buscar la fama convencional, mantiene la mirada fija en los espacios periféricos, en los rincones donde el arte todavía puede ser una chispa que encienda la mente y el cuerpo. Su voz, cada vez más reconocida, resuena también como un llamado a la acción: desmontar barreras, deshacer prejuicios, permitir que cada impulso del corazón sea un grito de libertad.

En sus futuras creaciones, se vislumbra un universo que combina la tradición del techno berlinés con nuevos lenguajes sonoros y artísticos, abrazando la literatura, la poesía y la performance erótica como partes indivisibles del mismo cuerpo. Mientras prepara nuevos proyectos con GardC VanC y Veyra Nyx, se rumora que Silkie también está diseñando un documental interactivo donde el espectador podrá manipular en tiempo real los ritmos de la narración, convirtiendo cada proyección en una experiencia irrepetible.

Para quienes la siguen desde sus inicios en Kreuzberg, Silkie sigue siendo esa chica de cabello blanco y mirada encendida que, a los 12 años, soñaba con transformar el caos urbano en música. Hoy, ese sueño late fuerte en cada obra suya y en cada corazón que se sintoniza con su ritmo. El eco de su lema —“el ritmo es el latido de la resistencia, y el silencio es la muerte del alma”— se escucha en nuevos dialectos, en nuevos matices, pero con la misma intensidad inquebrantable. Berlín, testigo y musa de su trayectoria, continúa siendo su faro y su impulso, recordándole al mundo que, mientras haya una frecuencia que sacuda los cimientos, la revolución permanece viva.

 
 
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L@s invito a adentrarse en mi mundo, donde cada creación es un susurro del alma, un intento de conectar contigo y con lo que hay de más profundo en tu ser. Desde la música que acaricia el espíritu hasta las historias que despiertan la imaginación, mi propósito es ser un faro que ilumine tu viaje hacia la consumación del placer

Con todo mi amor,

GardC Van Cara 💋

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