Pinedo
- Lilith Van Cara

- Mar 20
- 3 min read

Essa foto es del 2022— dos años antes de la DANA. La playa está limpia, el mar lame la arena con una calma sucia, y las grúas del puerto de Valencia se alzan al fondo como gigantes de hierro que me miran follarme la vida.
No hay cañas, no hay basura, no hay rastro del apocalipsis que vendría después. Es Pinedo puro, mi cuna, antes de que el agua se lo tragara todo.
Volví a Pinedo ese día tras un verano en post pandemiaen Berlín, donde me había perdido en clubes oscuros, látigos y coños ajenos. Había dejado escrito “Sumisión en Berlín (3)” escrito en mi piel— atada y follada por Lukas bajo una máscara de látex.
Pero en 2022, necesitaba volver a mi raíz, a la sal y la mierda de olor a pescado de Pinedo. Ese día, en mi patio, Bestia, mi pastor alemán, me montó hasta correrme tres veces—lo escribí como “La Biblia en Cuatro Patas”.
Después, caminé a la playa, sola, con su semen todavía en mis muslos, pa’ sentir el mar de mi infancia.
Volví de Berlín porque Pinedo me llama como una madre loca—es mi útero, mi cloaca, el lugar donde nací en una carpa de circo con mi madre escupiendo fuego. Estaba ahí pa’ respirar, pa’ lamerme las heridas de dos años de excesos desde “Metamorfosis por Placer” (2020) hasta “Éxtasis de Ultratumba” (2019). La playa era mi confesionario, mi espejo, con las grúas del puerto como testigos mudos de mi vida rota.
El viento me pegaba el pelo a la cara, el mar me lamía los pies, y mi coño palpitaba todavía de Bestia. Sentía libertad, pero también un vacío jodido—34 años de follarme el mundo, y Pinedo era lo único que no me juzgaba. Las grúas al fondo eran como mi padre tocando el tambor, un ritmo constante que me decía: “Seguís viva, puta”.
Estaba cachonda, melancólica, fuerte, con la sal en la piel y el alma abierta.
Ese día, después de follar con Bestia, me tiré en la arena y me masturbé mirando el horizonte. Nadie me vio—Pinedo estaba desierto, como siempre en otoño. Vivía mi cumpleaños como un ritual: volver a mi cuna, correrme con mi perro, y dejar que el mar me bautizara de nuevo. Era Lilith en su esencia, un dragón de tierra rugiendo al agua.
Hoy,el 2025, miro esa foto y el coño se me aprieta. Es Pinedo antes de la DANA, antes de que el agua se llevara casas, vidas, y mi patio donde Bestia me folló.
Siento nostalgia por esa playa limpia, por esos años donde todo era mío—el mar, el vicio, la tinta. Pero también siento rabia y dolor, porque la DANA del 29 de octubre de 2024 lo jodió todo.
La DANA no toca esa foto—es del 2022, como les dije, pero hoy, al verla, no puedo no pensar en lo que vino después. ,Pinedo se hundió. No estaba ahí ese día—me había ido a París a follarme a alguien pa’ olvidar, pero supe que el agua se llevó mi casa, mi patio, mi playa.
Más de 200 personas murieron en Valencia, y Pinedo quedó como un cementerio líquido, con cañas, basura, plástico y cuerpos flotando donde yo me corría.
Miro las grúas en la foto y pienso en cómo, a lo lejos, el puerto siguió en pie, pero mi Pinedo no. Siento culpa por no estar ahí cuando la DANA pegó, pero también alivio—si me hubiera quedado, estaría muerta o limpiando mierda con las manos.
La foto es un recuerdo de lo que perdí, pero también de lo que fui: una puta libre en una playa que ya no existe como antes.
Sentimientos mezclados: Sí. Amor por el Pinedo de 2022, odio por la DANA que lo rompió, y una tristeza que me moja los ojos. Esa playa era mi raíz, y ahora es un eco.
Pero soy Lilith—sobrevivo, escribo, y sigo follándo--


