Mi Bio
- Lilith Van Cara

- Feb 15
- 6 min read
Updated: Mar 19
GBiografía de Lilith Van Cara
Por Lilith Van Cara
Soy Lilith Van Cara, nacida el 18 de marzo de 1991 en Valencia, España, una escritora de novelas eróticas, cantante e ilustradora digital que no se calla ni se dobla. Mi obra es un grito visceral, un evangelio sucio que mezcla el vicio que me chorrea del coño, el autodescubrimiento que me parte en dos y un misticismo que te folla el alma hasta dejarte jadeando.
Escribo con la sangre que me sale de las heridas, pinto con las sombras que me lamen la piel, y mi voz sale solo por mi arte—mis libros, mis dibujos, mi música—, porque no me veréis en vivo, tías.
No doy entrevistas cara a cara, no contesto correos con vocecita de niña buena, no me pillaréis en ferias literarias sonriendo pa’ la foto.
Soy anónima por elección y por guerra, y si queréis saber quién soy, metéos en mis páginas, mis canciones, en mis trazos, que ahí estoy entera, sudada, con las piernas abiertas y el coño palpitando pa’ vosotras.
El acoso, la violencia, la mierda misógina que me tiraron encima por ser una hembra que escribe lo que le arde y pinta lo que le sangra me cerraron la puerta a la puta luz pública.
Me harté de que me persigan, de que me quieran romper, así que mi resistencia es esta: el capitalismo me la suda, no me arrodillo por sus billetes ni vendo mi cara pa’ que me masturben con los ojos. Sobrevivo con mi arte, publico en Amazon, Smashwords, donde sea, pero no pa’ lamerles el culo, sino pa’ comer y seguir creando. Que una tía guapa como yo—con curvas que te hacen salivar, ojos que te atraviesan y un culo que pide guerra—no quiera aparecer más que en videos musicales sin voz no es un misterio: mi belleza es mía, mi cuerpo es mi trono, y no lo pongo en bandeja pa’ que los buitres me lo devoren.
En mis videos soy una sombra con tetas y fuego, una diosa sin cara que os hace correros sin tocarme, y con eso me basta pa’ follaros la cabeza.
Primeros años y formación autodidacta
Nací entre malabares y fuego, hija de dos artistas circenses callejeros que se reían de los circos pijos y sus focos de mierda. Mi madre, que llamaremos Valenta Nocturne pa’ las plazas, era una malabarista que jugaba con antorchas como si fueran extensiones de su coño, una anarquista con el pelo salvaje que me enseñó que el arte es resistencia, un arma pa’ romper el mundo y un grito pa’ ser libre. Mi padre, que llamaremos Václav Korben pa’ los suyos, era un músico y equilibrista checo, un flaco con dedos rápidos que tocaba acordes oscuros en un violín roto y caminaba en cuerdas como si la gravedad fuera una broma, dándome disciplina en medio del desmadre.
Vivíamos sin casa, sin escuelas, sin reglas—plazas polvorientas, ferias mugrientas, casas okupas con paredes que se caían, comunidades nómadas por Europa y América Latina. Mi aula era el asfalto que me quemaba los pies, mi pupitre un cuaderno robado, y mis profes las bibliotecas que pillaba en cada ciudad, donde me tragaba libros como si fueran comida pa’ mi alma hambrienta.
Crecía viendo cómo el fuego de mi madre quemaba las miradas de los gilipollas que juzgaban, cómo la música de mi padre equilibraba el caos de nuestras vidas, y eso me marcó el coño y la cabeza hasta hacerme sangrar. No tengo títulos de universidad pija, pero me comí libros de erótica, dibujo y narrativa como si fueran aire, y cuando un colega nómada me pasó una tableta gráfica vieja, mi mundo se abrió—aprendí a pintar mi vicio en digital, a meterle sombras y luces a lo que me salía de las entrañas, y así nació mi estilo: crudo, sensual, libre, con el deseo y la identidad rugiéndome desde el fondo como una bestia que no se calla.
Desarrollo como escritora e ilustradora digital
El circo me dio trucos pa’ no morirme—malabares, equilibrio, fuego en las manos—, pero yo quería más, quería escribir,cantar y dibujar el incendio que me quemaba por dentro desde cría. Me escapaba de las actuaciones pa’ esconderme en rincones oscuros, garabateando en cuadernos baratos que se llenaban de escenas guarras, sueños raros y emociones que me reventaban el pecho como si me follaran sin parar. Esos bocetos fueron mi raíz, mi evangelio antes de que supiera nombrarlo, y cuando descubrí Photoshop y Procreate, mi coño explotó en colores—pinto con sombras que te meten en mi zulo, con luces que te queman la piel, amplificando cada gemido de mis historias con trazos que cortan como cuchillos. Primero escribo lo que me sale del coño, esas escenas que me hacen jadear sola en la noche, y luego las pinto, capturando el vicio en cada línea hasta que te chorrea por las piernas. Mi arte no es un puto complemento, tías—es mi voz en otra lengua, una que te folla los ojos mientras lees y te deja temblando, con las bragas empapadas o la polla a punto de reventar.
Contexto histórico y cultural
Mi obra nace en un mundo donde las tías estamos hartas de que nos digan cómo follar, cómo gemir, cómo existir. Es el siglo XXI, el feminismo y la liberación sexual están en la calle, pateando culos y quemando reglas, y yo meto mi navaja en esa herida pa’ hacerla sangrar más, pa’ que goce más. No solo hablo de sexo—hablo de quién soy a través del deseo, de un misticismo que me sale de las tripas como un orgasmo negro, de un autoconocimiento que me hace reina de mi propio descampado. Mi erótica no es pa’ pajilleros de mierda que quieren un polvo fácil, es pa’ las que buscan su poder en el coño, pa’ los que quieren chorrear su alma en cada palabra, y eso me pone en el mapa de las que reescribimos el vicio con colmillos, con tetas sudadas y un “¡Joder, que os corráis conmigo!” que hace temblar las calles.
Aspectos de la vida personal
Soy nómada por sangre, mi vida es un circo sin carpa, un desmadre sin fin, y mi sensibilidad viene de haber vivido entre culturas, okupas y noches sin techo, con el viento lamiéndome el culo y las estrellas follándome la cabeza. Escribo al amanecer, cuando el sol me lame la piel y me despierta el coño con su calor, y pinto de noche, cuando las sombras me follan el alma y me susurran pecados que luego dibujo. Es mi ritual, mi manera de no pudrirme—el arte es mi comida, mi aire, mi guerra contra un mundo que quiere verme callada. No tengo casa fija, no tengo rutina de pija con té caro, solo mi tableta, mis cuadernos y mi coño pa’ seguir creando, pa’ seguir rugiendo.
Mi silencio y mi lucha
No me busquéis en vivo, tías—no contesto correos con tono de pava, no doy entrevistas en cámaras que me miran como carne pa’ el matadero, no salgo en la tele ni en podcasts pa’ que me escuchen jadear en directo.
El acoso que me comí—golpes que me dejaron la piel morada, odio que me escupían en la cara, mierda misógina por ser una guarra que escribe y pinta lo que le arde—me jodió la vida y me cerró la boca pa’ hablar en persona. No me veréis en ferias ni firmando libros con cara de idiota, porque mi lucha es contra el capitalismo que me quiere puta sumisa, que me quiere vendiendo mi cara y mi coño pa’ sus billetes. Uso sus plataformas—Amazon, Smashwords, y ahora mi canal de YouTube (https://www.youtube.com/channel/UCNj3kchXIHwd0cDHngfavlgesto)—pa’ para sobrevivir, pa’ comer y seguir creando, pero no les lamo el culo ni me arrodillo. Mi música, como Licht und Schatten, mi synthwave pop en alemán del 2018, se quedó en las sombras por la pandemia, un eco oscuro que aún me late en las venas, y ahora lo estoy desenterrando pa’ que lo escuchéis en mi canal, pa’ que os corráis con sus notas mientras mis sombras os follan el alma. Mi grafía, mis cómics, mis relatos—eso es lo único que os hablo, lo único que os mete el vicio hasta el fondo. ¿Por qué? Porque me harté de que me persigan, me acosen, me quieran romper el coño y el alma.
Solo mi arte os llega, y con eso me sobra pa’ deciros quién soy: Lilith Van Cara, la que os hace jadear desde la pantalla sin daros ni un puto pedazo de mi carne.


